jueves, 7 de agosto de 2014

Terrassa medieval. La Seu d´Egara, un conjunto monumental único en Europa

Seguimos nuestra incursión en el Valles Occidental visitando la otra capital de la comarca: Terrassa.

Se trata de una ciudad con unos 213.000 habitantes. Accedemos a ella a través de la C-58 que nos lleva directamente desde Barcelona en unos 20 minutos. Hoy queremos descubrir la Terrassa medieval.

Nos dirigimos en primer lugar al centro de la ciudad, la plaça Vella sería el centro del núcleo medieval. En esta plaza se levantaba el Castillo de Terrassa. Hoy sólo queda en pie la Torre del Palau ya que en 1891 el último propietario del Castell decidió derribar el resto del edificio. Desde La plaça Vella apenas se puede ver el coronamiento de la torre. Está situada detrás de la plaça Vella, entre el carrer Cremat y el carrer dels Gavatxons. Como quedaba escondida de la vista, en 1991 se derribaron las casas de la parte de atrás y se abrió una plaza de nueva creación, la plaça de la Torre del Castell Palau. En esta misma plaza, en la planta baja de la casa de Antoni Josep Torrella i Mauri se encuentra el Centro de Interpretación de la Vila Medieval de Terrassa.


La torre del Palau es una edificación románica de forma cilíndrica, construida con cantos rodados de río y sillares de piedra, de planta circular, de 26,70 m de altura y un diámetro de 7,5 m de base. Se divide en diferentes niveles; el inferior, medio enterrado, está cubierto por una bóveda de piedra y comunica con la primera planta, subdividida por un forjado de madera, desde donde arranca una escalera de caracol que enlaza con los dos niveles superiores, cubiertos por bóveda de ladrillo.

El coronamiento, de finales del siglo XIX, obra de Lluis Muncunill, consiste en un friso de almenas de ladrillo sobre una cornisa por debajo de la cual hay una serie de arcos ciegos. El acceso originario está a unos 7 metros de la base y actualmente se sube por una escalera metálica moderna. De la puerta románica sólo se conserva un arco de medio punto adintelado. La torre presenta un par de aberturas, de las que destaca el ventanal gótico a la altura de la primera planta, añadido hacia el siglo XVI. En el Castell de Vallparadís se conservan los ventanales y los portales góticos originarios.

Vamos al Raval Montserrat donde cogemos el carrer de Sant Pere. Esta calle sigue el antiguo camino que llevaba de Terrassa a Sant Pere de Terrassa donde se encuentra nuestro siguiente objetivo: las Iglesias de Sant Pere d´Egara.


Antes pasamos por la plaça de la Creu Gran. La cruz que podemos ver en el emplazamiento original es una reproducción fiel. Se supone que era una cruz de término que separaba los municipios de Terrassa y de Sant Pere en este cruce de caminos.


La cruz original, gótico tardío, fue destrozada en 1936. Afortunadamente, los trozos fueron recogidos por los vecinos y se pudo restaurar. Actualmente se puede contemplar en el Museo-Cartuja de Vallparadís. Presenta en una cara la figura del Cristo crucificado y en la otra, donde habitualmente se presenta la Virgen, en este caso existe la figura de Dios entronizado. En los brazos de la cruz vemos en una cara la Virgen y San Juan y en la otra los símbolos de los Evangelistas. En el nudo hay varios personajes, entre los que destaca el arcángel san Miguel matando al dragón.
La cruz que podemos ver en el emplazamiento original es una reproducción fiel. Se supone que era una cruz de término que separaba los términos de Terrassa y de Sant Pere en este cruce de caminos.


La urbanización de la plaza, con la fuente y la cruz superior, es del siglo XIX, cuando los municipios de Sant Pere de Terrassa y Terrassa eran independientes.



Enseguida encontramos el pont de Sant Pere. Situado sobre el torrente de Vallparadis, unía el antiguo pueblo de Sant Pere con la ciudad de Terrassa. Fue construido por Ramón Suris en el primer tercio del siglo XVII. Tiene 3 arcos, el central de medio arco y los dos laterales apuntalados. Ya se ve allí mismo el conjunto monumental.



En el barrio de sant Pere, en Terrassa, se encuentra un conjunto monumental muy interesante. Un conjunto de tres iglesias prerománicas, construídas sobre los restos de la que fue una de las diócesis más antiguas: la de Ègara. Se constituyó en el año 450 junto a la ciudad romana de Ègara, que luego daría lugar a la actual Terrassa.
El Centro de Visitantes se encuentra en el edificio de la antigua rectoría, que es por donde entramos.
Los horarios son:
Martes-Sábado, 10-13:30h y 16-19h
Domingos, 11-14h
Lunes no festivos, cerrado.
Cerrado: 1 enero, 1 mayo, 25/26 diciembre.

Los precios de las entradas son:
Entrada regular: 6 euros
Entrada reducida: 2 euros (grupos de mas de 20 personas, mayores de 65 años, personas con discapacidad, familias numerosas.
Entrada gratuita: menores de 6 añoa, investigadores/as, ICOM/AMC y personal docente
Audioguia: 2 euros
Visita conjunta La Seu, Castell Cartoixa/Museu de Terrassa i Casa Alegre: 9 euros


En la entrada salimos a una zona donde hay restos arqueológicos de lo que sería la residencia episcopal. Se encontraba en la zona sur de la catedral, aprovechando construcciones de origen romano. Destacaba la presencia de un patio de galería cubierta (atri-impluvi) con una piscina central de planta rectangular, con una cubeta central de decantación, escalones de acceso y desagüe en el ángulo suroeste.


 En realidad este edificio en su momento era parte de la Catedral de Égara, donde se encontraba el Baptisterio. Supongo que al desaparecer la sede episcopal de Égara, hacia el siglo VIII, después de la invasión musulmana, ya no hacia falta una catedral de esas dimensiones y se redujo a lo que actualmente es la Iglesia de Santa María.
En la planta baja del edificio encontramos diversos restos arqueológicos de lo que fue el Baptisterio.


Subimos al primer piso donde hay una terraza desde la que tenemos una buena vista de todo el conjunto monumental.
En el espacio existente entre las tres iglesias se encuentra una necrópolis con centenares de tumbas, datadas entre el siglo VI y IX, algunas de las cuales han sido señaladas con losas y pequeñas lámparas que recuerdan a las almas de los fieles aquí enterrados a lo largo de los siglos.


Vemos perfectamente los restos del palacio episcopal.


En esta misma planta encontramos una sala donde podemos ver un audiovisual explicando lo que vamos a ver.
En una sala anexa disfrutamos de 2 fantásticos retablos góticos. Destaca el retablo del altar mayor de Sant Pere, obra de Lluis Borrasa en 1411.


Representa diferentes escenas de la vida del santo. Me llama la atención la tabla donde vemos la crucifixión de San Pedro boca abajo.



En esta misma sala se encuentra otro retablo gótico que es una verdadera joya. Se trata del retablo del altar mayor de Sant Miquel. El retablo de San Miguel, es obra de Jaume Cirera y Guillem Talarnque la terminófechada entre 1450 y 1451.



Se ven escenas de la lucha entre ángeles y demonios y tres representaciones de la Pasión.



La verdad es que algunos de los demonios son bastante grotescos. Seguro que en su época cumplía su función de asustar a los feligreses.



Bajamos a la planta baja para salir a la explanada donde tenemos una visión de las tres iglesias. Este conjunto monumental tal y como lo vemos a primera vista, corresponde fundamentalmente a la estética del románico, pero esconde en su interior un tesoro de valor incalculable: numerosos vestigios de épocas muy antiguas, desde el primer arte cristiano, a los últimos tiempos de la Hispania romana, y de la arquitectura de la época visigótica. En primer lugar está la Iglesia de Santa María, que junto a la rectoría que hemos visitado formaba la antigua catedral. Al fondo está la Iglesia de Sant Pere y en medio de las dos se encuentra la Iglesia de Sant Miquel.



En primer lugar visitamos la Iglesia de Santa María. Esta iglesia es una pequeña parte de la antigua catedral que llegaba hasta lo que hoy en día es el centro de visitantes. Está construída sobre uno de los extremos de la catedral paleocristiana, que fue destruída por los sarracenos en el s. VIII.
Este edificio románico de estilo lombardo, del inicio del siglo XII, se encuentra al sur del recinto y tiene planta de cruz latina. La cabecera, con ábside de herradura por dentro y cuadrado en el exterior, pertenece a un templo de construcción anterior. La cubierta de la nave es de bóveda apuntada y la del transepto, de bóveda semicircular. En el crucero se levanta un cimborrio octogonal coronado por un pequeño campanario de torre de dos pisos, con cubierta de cuatro vertientes. El cimborrio y el alto de los muros norte y oeste tienen decoración lombarda, con fajas y arcos ciegos.



La puerta de entrada es sencilla, de arco de medio punto, con relieves de terracota en los montantes y un sillar romano reaprovechado. 



En la fachada sur hay un pórtico de cuatro arcos de medio punto, resto del claustro de la canónica agustiniana del siglo XII.



Delante y dentro de la iglesia se pueden ver restos de las antiguas edificaciones paleocristianas y visigóticas, como los mosaicos superpuestos (uno del siglo IV y el otro del siglo V), el ábside rectangular visigótico y con criptas sepulcrales (excavado bajo la nave de la iglesia románica) o el antiguo baptisterio (bajo el transepto). Este baptisterio tiene la típica estructura necesaria para realizar el bautismo por inmersión como era costumbre en aquella época.
Los restos en el exterior están justo delante de la puerta.



Dentro de la iglesia podemos ver los mosaicos gracias a un falso suelo de cristal que protege todos los restos arqueológicos.



La bóveda del ábside está cubierta de pinturas murales de tipo lineal, con trazos rojos y verdes, que narran la vida y la Pasión de Cristo; aunque siguen el estilo paleocristiano, datan seguramente del siglo X. Aunque las pinturas son poco nítidas y su estado dificulta la lectura iconográfica, con un poco de atención podéis ver las siguientes escenas. Estas pinturas fueron descubiertas en 1937.
Desde la nave se ven las escenas que explican donde reside la autoridad religiosa: la traición y prendimiento de Cristo, la negación de San Pedro, la entrega de las llaves a Pedro y escenas de San Pablo.
Las escenas que se ven desde el interior forman parte de una lectura totalmente independiente ya que tratan escenas bíblicas sobre las consecuencias de no seguir la autoridad. También hay escenas de la Madre de Dios aclamada por los apóstoles y los profetas.



También en el ábside hay una mesa de altar altomedieval y una talla gótica de la Virgen del siglo XIV. 



En 1917 fue descubierto al quitar un retablo gótico un absidiolo que conserva la bóveda y la pared pintadas con frescos de finales del siglo XII- principios del XIII, y que representan la consagración, muerte y entierro de Santo Tomás Becket, arzobispo de Cantebury a manos de hombre armados fieles a Enrique II de Inglaterra. El conjunto se completa con un Cristo en Majestad en la parte superior.


En esta iglesia también podemos ver varias lápidas romanas del siglo II. La luz entra a través de la puerta y resalta esta maravilla del románico catalán.


Salimos de Santa María y vamos a la iglesia que se encuentra en el centro, la pequeña iglesia de San Miguel. Se creía que era el baptisterio, pero hoy se cree más bien que servía de tumba a un martir que se desconoce. Quizás sea el edificio más genuino y singular de los que conforman este conjunto monumental. Al menos para mi su interior irradiaba una energía especial que se encuentra en muy pocos lugares. A pesar de las modificaciones que ha sufrido este templo con el paso de los tiempos, es el único de los tres edificios antiguos de la época episcopal que conserva alguna cosa de las formas maestras de aquella época. Si bien no se puede considerar visigótico en cuanto al estilo, si que se ha de considerar como un templo nacido, vivido y desarrollado en tiempos del reinado de los visigóticos.



Puig i Cadafalchresponsable de las primeras excavaciones arqueológicas en el inicio del siglo XX, pensó que el edificio era un baptisterioEn la actualidadse cree que la función del edificio era la de venerar el entierro de un santo mártiraún no descubiertoLa pila bautismal construida por Puig i Cadafalchque durante muchos años marcó esta iglesiaha sido eliminada en la última restauraciónEs la única de las tres iglesias que conserva la planta primitiva enterala cual es cuadrada, donde se inscribe una cruz griega con nichos en los ángulosal muro este se abre el ábsidede planta de herradura por dentro y hexagonal en el exterior



En el interior, en el centro de la planta cuadrada, se alza un cimborrio cubierto por una cúpula y sostenido por ocho columnas hechas de fragmentos visigóticos reaprovechadoscon cuatro capiteles tardorromanos.



La puerta de acceso es el muro sur y data del siglo XVIILas puertas antiguas, al norte y al oestehasta no hace mucho estaban tapiadasLos muros de tipo romanocon hileras alternadas de pequeños sillares y ladrillosy las características de la planta y de las aberturas hacen pensar que se trata de un edificio construido entre los siglos IX y X.



Lo más interesante de este edificio es el espacio central delimitado por las ocho columnas reaprovechadas de épocas anteriores. Es un edificio que a pesar de sus reducidas dimensiones tiene una gran complejidad.


Las pinturas murales del ábsidecon una escena de Cristo rodeado de ángeles y, debajo, los doce apóstoles, parece que son originarias del momento de construcción del edificio, en el siglo VI.



El ábside se completa con un pequeño altar. Estos frescos y la temática de la majestad de Dios le confieren a este altar un emotivo carácter bizantino que se reforzará tras nuestra visita a la cripta.


Bajo el ábside se encuentra la cripta dedicada a Sant Celoni.. El espacio está definido por un estrecho corredor que da paso a una capilla formada por tres ábsides, en el centro de los cuales se encentra un pequeño altar, justo debajo del altar principal.



Abandonamos Sant Miquel, un edificio muy especial que mantiene muchas de las características del pasado y nos dirigimos a Sant Pere.
La Iglesia de Sant Pere, al norte del recinto (o a la izquierda, según se entra), es la más grande de las tres iglesias y da nombre al conjunto episcopal y también al antiguo pueblo de Sant Pere (hoy barrio terrassenseque se va a formar alrededorTiene una sola nave con ábside trilobulado y transepto, la cubierta es de bóveda de cañón.



La cabecera (el ábside y el transeptoes de época prerrománica (siglos IX y Xy la nave es del siglo XIILa puerta de accesomuy sencillase abre en el muro sur y está enmarcada por cuatro arquivoltas lisasLa luz entra en el interior por dos grandes ventanas a ambos lados de la puerta y por las tres ventanillas del ábside.



La fachada está coronada por una cornisa con un friso esculpido sostenido por ménsulas en forma de cabezas humanas. Tiene dos campanarios, uno de espadaña, de origen románico, en el muro que da a la plaza del Rector Homs, por donde se accede al recinto, y otro más moderno cerca del transepto.



En el interiorel ábside tiene un suelo de mosaico del siglo X de motivos geométricossegún la tradición romana.



El ábside central queda cerrado por un retablo de piedra con tres hileras de pinturas murales del siglo XI aunque de tipo prerrománicolos dos superiores dentro de arcos ciegos a modo de nichoscon la representación de San PedroJesús, los evangelistas y otras figuras bíblicas.



En el muro norte de la nave hay fragmentos de pinturas murales góticas del siglo XIV, de estilo primitivo.



A la izquierda de la nave se abren dos capillas añadidas más recientemente, la de San Valentín, con un retablo del siglo XVII.



 y la del Santísimo, con pinturas murales de Ricard Marlet de 1948.



Destaca dentro de esta iglesia su magnífico órgano.




De esta manera terminamos nuestra visita a este bellísimo conjunto románico. Una verdadera joya poco conocida y que sorprende a los que no conocemos Terrassa. Actualmente se están realizando los trámites para declararlo Patrimonio de la Humanidad. Después de la visita estoy totalmente convencido que lo conseguirá ya que si lugar a dudas es un conjunto monumental único en Europa.

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