miércoles, 6 de noviembre de 2013

Font de Bou y Saltant de Guanta: Caminos de agua en los bosques de Sentmenat

El calor veraniego pega fuerte y decidimos hacer una excursión donde encontrar agua y algún lugar fresquito. A los pies de las suaves ondulaciones de la Sierra Cavallera se esconde un lugar maravilloso donde la riera de Sentmenat salta y se embalsa. La frondosidad del bosque, espeso y salvaje, se abre al visitante para mostrarle su tesoro más valioso, el agua fresca y cristalina de la font de Bou, que brota bajo los cingles de Guanta.
Se trata de una excursión muy fácil donde se recorren de ida unos 5 kilómetros en 2 horas y media sin contar paradas.
Salimos de Barcelona cogiendo la C-58 que nos lleva hasta Sabadell. Entramos en la ciudad y nos dirigimos en dirección al Santuario de la Salut pues esa será la carretera que nos llevará hasta Sentmenat. Entre Sabadell y Sentmenat hay unos 11 kilómetros que se hacen en 18 minutos por una carretera en buenas condiciones aunque con bastantes curvas.

Llegamos a Sentmenat y al poco de entrar dejamos a nuestra izquierda la plaça de la Vila desde donde saldremos. Unos metros más adelante nos metemos por una calle a la izquierda que nos lleva a una zona de aparcamiento junto a la riera de Sentmenat.

Sentmenat es un municipio de unos 8000 habitantes, en el que conviven la industria y la agricultura de forma armónica.

Salimos desde la plaça de la Vila, donde se encuentra el ayuntamiento.


 Cogemos la avenida de Anselm Clave hacia arriba, en dirección a la rotonda.


Cerca de la rotonda, en el cruce de la carretera de Sentmenat a Caldes con la calle que va al castillo, encontramos la font de Cal Pates. Es una fuente, actualmente conectada a la red pública, que recuerda la fuente de agua natural que había antiguamente en este lugar.


Tomaremos la calle de Climent Humet donde pocos antes de llegar a las últimas casas encontramos a la izquierda la fachada en piedra vista de la ermita de Santa Caterina.


Construída sobre el 1768, de estilo barroco, en el lugar donde unos campesinos encontraron una imagen de Santa Caterina d´Alenxandria.


Alli al lado está la Font de la Serra donde nos refrescamos un poco.


Desde la fuente ya se distingue al fondo el perfil del castillo de Sentmenat, al que se llega en pocos minutos siguiendo una zona urbanizada aunque sin desarrollar urbanísticamente.


Se trata de un castillo del siglo XI-XII. Junto al castillo encontramos la ermita dedicada a Sant Jaume donde se encuentran enterrados los marqueses de Sentmenat.


Se trata de un castillo de carácter defensivo y de planta irregular. El edificio se desarrolla en forma de herradura alrededor de un patio central.


El edificio está construido totalmente de piedra, muy bien conservado en su exterior, abierto en la zona de poniente y cerrado en la zona de levante por un grueso muro que en algunas zonas llega a tener un grosor de 3,40 metros. Este muro ofrecía protección a la parte plana, más accesible y fácil de atacar.


El castillo se ha utilizado últimamente, hasta 1990, como masía agrícola. En la actualidad está siendo restaurado.


Delante del castillo hay un cruce. Seguiremos rectos en la misma dirección que llevabamos.


Seguimos por el amplio camino hasta pasar junto a una balsa de agua a nuestra izquierda, la basseta del castell, de origen medieval que abastecía el molino del Castell y regaba las tierras de este dominio.



Hay un par de caminos que salen a izquierda y derecha pero seguiremos rectos hasta llegar a Can Fruitos. Junto a la masía podemos ver campos de cereales y varios huertos.


La masía de Can Fritos presenta la típica estructura de una masía del siglo XVIII, pero las reformas posteriores han cambiado su imagen de forma que actualmente podemos ver más una estructura de una masía del XIX. En el patio de la masía podemos ver dos arcadas góticas y un molino de aceite. Se trata de una masía que toma el nombre de una antigua capilla dedicada a Sant Fruitos. El nombre aparece por primera vez en el año 1066. Todavía es ocupada por los descendientes de la familia original, los Fruitos.


Adosada a la masía podemos ver la pequeña ermita de Sant Fruitos. Se trata de una ermita románica del siglo XII, muy sencilla. Desde el camino se puede observar el ábside.


Pasada la ermita encontramos otra balsa, la balsa de Can Fruitos.


Continuamos por la pista principal, que muy pronto cruza la riera. No hay prácticamente caudal. En caso de necesitarlo podríamos haber cruzado por unas piedras que hay a la derecha del camino.


Enseguida llegamos al camino de Can Senosa. En este cruce giramos hacia la derecha.


Cruzaremos de nuevo la riera por el puente de Can Senosa. El agua está embalsada y Doug se anima a refrescarse un poco.


En un rincón de la riera, junto al puente, se encuentra una imagen de la moreneta que alguien ha dejado allí. La devoción popular la ha rodeado de flores.


A unos 200 metros del puente dejamos la pista que se dirige hacia el salto de Corró y cogemos, a la izquierda el camino que nos llevará a Can Senosa. Desde aquí es visible la masía. También es conocida como masía de Can Aiguasenosa. Los primeros documentos donde aparece nombrada datan de 1002, y sus propietarios son descendientes de la familia que la fundó y siguen ejerciendo de pageses. La casa ha tenido bastantes reformas por lo que ahora está bastante desdibujada respecto a la original. Aún se puede ver una ventana original de estilo gótico.


Sobre un cerro cercano se puede ver la casa de Guanta con su típica forma de castellet. Esta masía es anterior al S. XV


El camino nos lleva junto a la masía. Pasamos por detrás, dejándola a la izquierda mientras la pista gira a la derecha. Avanzamos junto a unos prados donde podemos ver unos cuidados olivos, algunos de aspecto centenario.


Llegamos a una revuelta muy cerrada a mano izquierda. Dejamos el camino que va a nuestra derecha y cogemos el camino a la izquierda, vamos paralelos a la riera. Pocos metros más adelante nace un sendero ala derecha que baja y va en paralelo a la riera.


Caminamos un rato en paralelo a la riera hasta llegar a un pequeño puente de madera que a nuestra izquierda cruza el río para llevarnos hasta la Font de Bou.


Llegamos a la fuente, un lugar idílico para parar un rato y disfrutar del entorno.


Cae un buen chorro de agua fresca que nos alivia del esfuerzo realizado en la caminata.


Nos envuelve una paz, un frescor y el murmullo de la riera que nos invita a realizar una parada para almorzar y descansar en las mesas de piedra que encontramos en este lugar.


La atmósfera del lugar es absolutamente mágico. Uno de los elementos más característico del lugar es un árbol que crece verticalmente cruzando el lugar.


En la parte de arriba de este lugar podemos encontrar un sendero que cruza la riera. En caso de que no queramos mojarnos o que el caudal lo impida debemos volver a cruzar la palanca de madera y tomar el camino de la izquierda que asciende.
En la riera podemos encontrar alguna pequeña poza que hace las delicias del perro.


El camino asciende por un sendero en fuerte pendiente hasta el salto de agua de Guanta.


En nuestra excursión el salto no tenía agua pero podemos ver el lugar e imaginar lo espectacular que debe ser en épocas de lluvia. En esta zona se encuentran la cueva de la princesa y las cuevas del Conde. La leyenda dice que estas cuevas sirvieron de refugio al Conde Borrell cuando huía de la persecución de Al-Mansur, después de la batalla de Matabous, en Montcada.

La vuelta a Sentmenat la realizamos por el mismo camino por el que hemos venido.

lunes, 7 de octubre de 2013

Vallvidrera, paseo por la hondonada

Aprovechando que es verano subimos una tarde a Vallvidrera para hacer un pequeño paseo de unos 3 kilómetros por el itinerario 3 llamado paseo de la hondonada. Un paseo muy sencillo de unos 45 minutos.
Es circular con lo que se puede iniciar desde diferentes lugares, desde el centro de información, el parking de Santa María de Vallvidrera o desde el parking del revolt de les Monges. Nosotros lo iniciamos desde este último punto donde dejamos el coche.


El curioso nombre de la curva de las monjas procede del hecho histórico sucedido en la Guerra Civil española en el que los republicanos ejecutaron en este lugar a varias monjas. El 27 de julio de 1936 cinco monjas de la orden de las Dominicas de la Anunciata fueron detenidas en el colegio que tenían en la calle Trafalgar y fueron trasladadas hasta este punto donde fueron asesinadas a tiros.
La ejecución no se produjo en el lugar donde hoy en día una cruz recuerda estos hechos, sino unos 20 metros más arriba. Dos vecinos que oyeron las detonaciones se acercaron hasta el lugar y vieron que una de las monjas aun vivía con lo que decidieron trasladarla a algún lugar donde pudieran auxiliarla. Los milicianos volvieron y los encontraron trasladando a la monja con lo que se produjeron momentos de cierta tensión en los que incluso se barajo la posibilidad de que los vecinos corrieran la misma suerte que las monjas. Finalmente los milicianos se marcharon y los vecinos pudieron trasladar a la monja aunque murió al día siguiente. La cruz que allí se encuentra es mudo testimónio de estos hechos crueles.



Junto a la cruz tomamos la pista que asciende suavemente.


La vegetación cubre prácticamente toda la hondonada, donde destacan algunas encinas de gran altura.


Llegamos al cruce con el camino que nos conduce a la Budellera. Allí encontramos unos bancos de madera donde descansar.


En este punto tomamos el camino de la izquierda siguiendo en todo momento las indicaciones que nos llevarán al Centro de Información y a Vil-la Joana. El paseo es muy agradable y la abundante vegetación y la altura a la que nos encontramos mitiga bastante el calor veraniego que estabamos sufriendo en Barcelona.


En nuestro paseo vemos pinos carrascos, pinos piñoneros, encinas, madroños y brezos que constituyen un sotobosque muy denso.


El perro lo pasa genial corriendo de un lado para otro


El camino sube con una ligera pendiente hasta llegar a unas cadenas que cortan el paso. Allí seguimos el camino de la izquierda que baja, siguiendo las indicaciones de los carteles. Llegamos a un colegio público que tendremos que rodear para seguir por la parte de abajo las indicaciones al centro de información.


Desde esta zona tenemos una buena vista de la torre de telecomunicaciones de Collserola.


Enseguida llegamos al centro de información.


Desde el centro de información, partimos hacia la estación del Baixador de Vallvidrera por un camino empedrado de escalera. En la estación cruzamos la carretera y tomamos la primera calle que sale a mano izquierda. Al final de esa calle volvemos a girar a la izquierda y después cogemos la calle que gira a la derecha, justo antes de llegar a la carretera. Al poco llegamos al área de recreo pasando junto a la iglesia de Santa María de Vallvidrera. Allí nos encontramos una sorpresa; una jabalí junto a 6-8 jabatos se encuentran justo en nuestro camino.


Los jabalís buscan comida en las papeleras de la zona y beben en la fuente que hay en la explanada. Esperamos hasta que se marchan para poder tomar nuestro camino de vuelta al coche.


Cruzamos la explanada en dirección a la hondonada pasando por debajo del puente de Sant Ramón.


Seguimos el camino paralelo a la carretera hasta llegar a la curva de les Monges. Para ello encontraremos unas escaleras de madera y tendremos que tener cuidado al cruzar la carretera.


Un paseo de unos 45 minutos muy fácil con una naturaleza exuberante y muy cerca de Barcelona. Os la recomiendo.



martes, 13 de agosto de 2013

El Bosc de Can Deu en Sabadell

Situado en el norte de Sabadell, el Bosc de Can Deu es una finca de 86 hectáreas de bosque protegido, que en el año 1968 Caixa Sabadell salvó de la especulación urbanística, transformándolo en un Centro de Actividades Ambientales.

Espai Natura comprende la Masia de Can Deu, el Museo de la Vida en el Campo, el bosque de Can Deu, la granja y la iglesia de Sant Vicenç de Verders, recuperada del pantano de Sau por Caixa Sabadell.

Salimos de Barcelona y tomamos la C-58 hasta la salida de Sabadell Centre. Vamos hacia el Eix Maciá, lo atravesamos hasta la primera rotonda donde tomamos dirección Matadepera. En la Avenida Matadepera, al final, un cartel señalizador nos indica Can Deu a la derecha.

Llegamos al inicio del camino que nos dirige a Can Deu. Allí mismo hay zona de aparcamiento junto a los últimos bloques de viviendas. Pero aunque media calle está cerrada con una cadena se puede entrar pues hay un parking cerca de la Masía de Can Deu.


Iniciamos nuestro paseo por el amplio camino asfaltado. Dejamos a nuestra derecha un colegio público.


Enseguida encontramos el parking donde pueden dejarse los coches que llegan hasta Can Deu.


Antes de llegar a la masía encontramos a mano derecha los escalones por los que se sube hasta Can Deu.


La Masia de Can Deu es una finca de 86 hectáreas en el norte de Sabadell, documentada desde el año 1415.
Desde el siglo XV varias familias poseyeron la Masía: los Sallent - Diez, los Miguel, los Mornau ... Algunos residieron todo el año, para otros la masía fue una residencia de verano, pero todos ellos realizaron trabajos productivos en el campo, tal y como se muestra en el Museo de la Vida en el Campo.


Así pues, tradicionalmente Can Deu ha sido una explotación agrícola que se especializó en el cultivo de la vid hasta que, a finales del siglo XIX, la crisis de la filoxera provocó el abandono de este cultivo.


El crecimiento industrial y urbano de Sabadell en la década de 1950 ocasionó el fin de su uso agrícola. En 1964, Caixa Sabadell compró la finca de Can Deu para salvarla de la explotación inmobiliaria y preservarla para el futuro como un espacio de ocio y conservación del medio ambiente.


Resulta muy curioso descubrir cómo vivían los masoveros, cuál era el sistema utilizado para hacer pan, como se calentaban en invierno, o qué reliquias se encontraban en las habitaciones de los señores. Por ello, la masía de Can Deu abre las puertas todos los domingos de 10.30 a 14.30 h para que, todo el que quiera, pueda conocer todas las dependencias preservadas desde el siglo XIX en un especial viaje en el tiempo.

Horario de apertura del museo: domingos de 10.30 a 14.30 horas


Salimos por el lateral izquierdo de la masía. Tras una curva llegamos a una señalización que hacia la derecha subiendo de nuevo otra escalera nos llevará a la cercana ermita de Sant Vicenç de Verders o de Sarriera.


San Vicente se construyó para dar servicio a los feligreses de la parroquia que había habido en el castillo de Casserres, cuando éste se convirtió en el nuevo monasterio de San Pedro y la iglesia existente pasó a ser monástica. El nuevo templo se construyó en un punto céntrico para el conjunto de la feligresía, ejerciendo de iglesia parroquial, muy cerca del cauce del río. Por eso se conoció inicialmente con el nombre de San Vicente Sa Riera (o Sarriera). Pertenecía a la jurisdicción del monasterio de Casserres. En el siglo XIII llegó a tener unos diez caseríos a ambos lados del Ter.
Fue desmembrada hacia el 1572 debido el creciente despoblamiento de la zona (consta que en esa época sólo había una masía dentro de su antigua demarcación). En el siglo XVII la iglesia, ya sin culto, se convirtió en un edificio anexo a la masía de Verders, que ocupaba el emplazamiento de la antigua rectoría. Es desde entonces que se la conoce como San Vicente de Verders.


El edificio es una bonita iglesia de una nave, acabada con un ábside lombardo, con las características fajas y arquería (dos entre cada dos fajas). Tiene dos puertas muy parecidas: una en la fachada de poniente, descentrada, otra en la de mediodía. La orientación actual es idéntica a la original, siguiendo la tradicional orientación Este - Oeste.


Otras aperturas son las tres ventanas existentes, muy pequeñas: las de la fachada de poniente y del ábside son de doble derrame, mientras que la de mediodía es de una derrame y de arco monolítico (una piedra). Su vuelta es de cañón, reforzada con un arco toral y hace unos 9 m de largo.







 Cuando se construyó la presa de Sau, en 1962, la iglesia, convertida en almacén de la masía Verders, quedó sumergida dentro de las aguas. A finales del año 1973 e inicios de 1974, aprovechando el bajo nivel de las aguas del embalse, fue desmontada piedra a piedra y reconstruida detrás de la masía de Can Deu (Sabadell), tal como la vemos hoy.


 Las obras se llevaron a cabo con la ayuda económica de Caixa Sabadell, bajo la dirección del arquitecto Camil Pallàs, del Servicio de Catalogación y Conservación de Monumentos de la Diputación de Barcelona. Como anécdota, cabe decir que las lluvias llegaron repentinamente, de manera que fue necesario que buzos desmontaran la parte inferior de la estructura de la iglesia que ya había quedado anegada por las aguas.La iglesia fue erigida durante la segunda mitad del siglo XI (citada con seguridad en un documento del año 1100) a orillas del río Ter, debajo de la península ocupada por el monasterio de Sant Pere de Casserres, pero en la orilla izquierda, en un apéndice del municipio de Santa Maria de Corcó (Osona).




Cruzamos el bosque de pinos que hay junto a la ermita, dejandola atras, hasta una salida con una verja.


Allí tomamos una pista que se dirige hacia Sant Julià d´Altura a nuestra derecha


Enseguida encontraremos a la derecha del camino el mirador sobre el río Ripoll, desde donde se pueden disfrutar de vistas de Castellar del Valles, el pla de la Bruguera y el valle del río Ripoll.


Ya nos encontramos en medio del bosque de Can Deu, formado principalmente por pino blanco, un bosque relativamente reciente ya que se creo a finales del siglo XIX, despues del abandono de las viñas atacadas por la filoxera que cubrían toda la superficie que actualmente ocupa el bosque.


Llegaremos al camino que desciende hacia la Font de la Teula, pero nosotros seguimos recto por el camino. Otro día haremos una excursión bajando a esta fuente.


Seguimos por el camino y nos vamos encontrando bastante gente paseando, muchos de ellos con sus perros. Sin lugar a dudas este es uno de esos lugares donde se puede llevar a nuestros amigos de 4 patas sin tener que preocuparnos de que van sueltos.


Por fin llegamos a la pineda que hay junto a la explanada de Sant Julia d´Altura.





Sant Julià d´Altura fue una parroquia rural del antiguo término de Terrassa. Dentro del término estaba el castillo de Ribatallada, propiedad de los Montcada (1136-1310) y los Clasquerí después. Está emplazada en uno de los parajes más bonitos del rodal, cerca del precipicio del torrente de Ribatallada y tocando el bosque de Can Deu. En 1904 se incluyó en el término de Sabadell.

Además de la iglesia, el conjunto arquitectónico comprende el edificio de la actual rectoría y el cerrado del cementerio. La primera iglesia data del siglo XI y experimentó cambios en los siglos sucesivos. Fue durante el siglo XVII que se llevó a cabo una importante reforma que condujo a la iglesia actual. La portada actual muestra que se aprovecharon parte de los materiales góticos de una iglesia anterior. En 1611 se construyó el cimborrio y en 1693 el campanario. El retablo mayor era del año 1698. Se había venerado una imagen de la Virgen de Altura, que parece que debía de ser de finales del siglo XII o el principio del XIII. Durante muchos años, se guardó en la masía de Can Sales, después fue devuelta a la parroquia y quemada en 1936.


Durante la guerra del Francés la iglesia fue incendiada y el cementerio profanado.
En 1990, y gracias a las excavaciones arqueológicas emprendidas por el Museo de Historia de Sabadell, se puso al descubierto una necrópolis medieval. La misma tiene un total de 82 tumbas, fosas simples excavadas en el suelo, fechadas entre los siglos XI al XVIII.


Junto a la ermita hay una zona muy amplia destinado a parking. También hay disponibles un buen número de barbacoas y de mesas para poder aprovechar el día y comer allí mismo.


Volvemos a cruzar la pineda por la que llegamos y dejamos a nuestra izquierda el camino de ida. Para volver hacia la masia de Can Deu tomamos el camino que tenemos enfrente y que tiene una cadena para impedir que pasen los coches.


Volveremos a nuestro punto de partida por el otro lado del bosque, dejando a nuestra derecha algunos campos de cultivo.


Durante todo el camino destaca el color rojizo del suelo por el que andamos. Además como ya comienza a declinar el sol los colores se hacen mucho más intensos.



Encontramos algún cartel explicativo de las aves que pueden localizarse en el bosque.


Acabamos saliendo justo junto al parking de Can Deu.
Una excursión muy adecuada para familias con niños por la poca dificultad de la caminata y con posibilidad de aprovechar la zona de descanso de Sant Julia d´Altura.